Septiembre en Chiapas

Septiembre en Chiapas

martes, 7 de diciembre de 2010

Posicionamiento Político del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la LXIV Legislatura del estado de Chiapas, presentado por el diputado Zoé Robledo durante la discusión de la iniciativa de Ley para la Adaptación y Mitigación ante el Cambio Climático en el Estado de Chiapas.






AUDIO







Con su permiso Diputado Presidente

Compañeras y compañeros diputados, 

Amigos de los medios de comunicación y amigos que nos acompañan.

"Dios perdona siempre, los hombres perdonan a veces. La naturaleza nunca."


Esta frase, arraigada en el refranero ambientalista, ilustra muy bien lo que aquí vamos a discutir. La amenaza del cambio climático. Una amenaza que es seria, es urgente y está aumentando.

Veamos un escenario para documentar nuestras preocupaciones:

El creciente nivel del mar amenaza nuestra costa. Tormentas e inundaciones con mayor efecto devastador amenazan a muchos pueblos y ciudades de Chiapas. Las sequías y pérdidas de cosechas son más frecuentes y engendran hambre y conflicto en lugares donde el hambre y el conflicto ya existían. 

Familias enteras se están viendo forzadas a abandonar sus casas y empezamos a tener los primeros refugiados ambientales. La seguridad y estabilidad sucede en todo Chiapas y con particular dramatismo en la región que orgullosamente represento, la sierra madre de Chiapas –nuestra prosperidad, nuestra salud, nuestra seguridad– están en peligro. Y se nos está acabando el tiempo para revertir esta tendencia.


La historia juzgará la respuesta de nuestra generación a este desafío, porque si no le hacemos frente –de manera audaz, rápida y conjunta– arriesgamos entregarles a generaciones futuras, estaríamos encadenando a niños y niñas como los que hoy nos acompañan, dé una catástrofe irreversible.
Seamos claros: Nadie puede escapar del impacto del cambio climático.
Pero podemos revertirlo.

Decía un hombre sabio de la Sierra Madre de Chiapas: “Nuestros problemas han sido creados por el hombre y por lo tanto pueden ser solucionados por el hombre”.

Es cierto que durante demasiados años, los gobiernos del mundo se han demorado para responder o incluso reconocer la magnitud de la amenaza del cambio climático. Ése también es el caso de nuestro propio estado. Y lo reconocemos.

Pero éste es un nuevo día. Es una nueva hora. Y me enorgullece, a nombre de la  fracción parlamentaria del PRD apoyar la iniciativa de ley que el Gobernador Juan Sabines Guerrero tuvo a bien proponer a esta Soberanía Popular. La Ley para la Adaptación y Mitigación ante el Cambio Climático en el Estado de Chiapas.

 La apoyamos porque es de avanzada. Es una iniciativa acorde a los tiempos del mundo y de Chiapas. Apoyamos esta iniciativa porque define acciones concretas de alcance y responsabilidad de los chiapanecos, como la preservación y aumento de los sumideros de carbono que se consignan en el artículo 9 de la iniciativa que nos ocupa.

La apoyamos porque nos pone a la cabeza del esfuerzo nacional sobre el cambio climático. Con la Ley para la Adaptación y Mitigación ante el Cambio Climático, nuestra entidad estará a la vanguardia nacional contra esta amenaza global, ya que define los criterios y políticas, define a las autoridades responsables, define a los mecanismos de coordinación; suma a los gobiernos municipales en esta tarea eminentemente local; establece las estrategias y previene los recursos de la acción gubernamental; pero sobre todo, lo más importante, establece las medidas preventivas, correctivas y las sanciones a quienes, consciente o inconscientemente, vulneren las normas que nos protegen a todos.

La apoyamos porque pone a la política como actividad de construcción de acuerdos y consensos en beneficio de los chiapanecos, como recurso democrático efectivo.

La apoyamos porque, en su conjunto, las medidas que plantea la Ley para la Adaptación y Mitigación ante el Cambio Climático en el Estado de Chiapas, representan un reconocimiento histórico de parte del pueblo de Chiapas y su gobierno:

Reconocemos y comprendemos la gravedad de la amenaza climática. Y estamos decididos a actuar.

Como fracción, apoyamos la iniciativa por su espíritu progresista.

Hoy, es una realidad que en el estado se toman acciones comprometidas entre sociedad y gobierno para combatir el cambio climático de forma anticipada y preventiva.

Hoy, en Chiapas es una realidad, que contamos con la Primera Planta de Biodiesel de la República Mexicana y con la red de viveros más grande de Mesoamérica.

Y hoy, justamente, en Cancún, representantes de alto nivel de cerca de 200 países, se encuentran reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas para el cambio Climático, con el propósito de  analizar, discutir y proponer soluciones.
Soluciones que, por cierto, transitan en tapachultecos y conejobus.

No es una casualidad. Es el llamado de nuestra responsabilidad y de nuestro tiempo.

Esta ley no es el fin, es el inicio de una nueva actitud, una nueva ética ambiental.

Como lo plantea nuestro premio Nobel, el Doctor Mario Molina: “Todos los países y todos los estados deben asumir un esquema de responsabilidad y  transparente de rendición de cuentas en materia ambiental.”

Hoy, en Chiapas, la nueva ética ambiental, de la que habla Mario Molina, será ley.

Honorable Asamblea:

Dejemos atrás la inacción y negación, estamos aquí con la buena noticia del reconocimiento de la urgencia del desafío ante nosotros.

Sabemos lo que se debe hacer. Sabemos que el futuro de Chiapas depende de nuestro compromiso y nuestra capacidad de ponernos de acuerdo.

Sabemos que si aprobamos esta Ley daremos rienda suelta al poder creativo de nuestras mejores mentes, de nuestros mejores hombres y mujeres, para asegurar el futuro de Chiapas.

Esta ley ilumina el camino de los chiapanecos del futuro.

Un camino largo, un camino difícil y lleno de dificultades, un camino que tendremos que recorrer en muy poco tiempo.

Tengamos el valor de transitarlo juntos.

Muchas gracias.

martes, 23 de noviembre de 2010

Posicionamiento Político de la Fracción Parlamentaria del PRD en la LXIV Legislatura del Estado de Chiapas, presentado por el diputado Zoé Robledo, con motivo del centenario del inicio de la Revolución Mexicana




Audio









Con su permiso Diputado Presidente,
Compañeras y compañeros legisladores,


Representantes de los medios de comunicación,
Amigos que nos acompañan:

Al celebrar 100 años del inicio de la Revolución Mexicana damos paso a un momento aun más trascedente de nuestra vida nacional: El inicio del Tercer Siglo Mexicano, del tercer siglo de nuestra existencia como Nación-Estado. Por ello, esta es la hora de ofrecer análisis serios y respuestas reales para los ciudadanos que creen que México tiene derecho a un mejor porvenir. Al fijar la posición de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, fijo también el punto de vista que compartimos sobre el país; al hacerlo, definimos la circunstancia y nuestra visión sobre el pasado y el futuro de nuestra gran nación y nuestro gran estado.
México no se inventó hoy. Por ello, debemos revisar qué transformaciones hemos hecho posibles en otros momentos históricos, y qué cambios podemos emprender con realismo de acuerdo con las fortalezas y debilidades actuales. Se trata de reconocer cómo la historia del país ha ido marcando nuestra ruta para brindar las tres seguridades básicas para todo ciudadano mexicano:
1.- La seguridad de ser protegido por la ley, es decir, una ciudadanía jurídica;
2.- La seguridad y derecho irrenunciable de elegir a nuestros gobernantes, una ciudadanía política; y
3.- La garantía de que nuestra nacionalidad implicará una protección social mínima para tener la oportunidad de acceder a una vida plena mediante el trabajo duro, esto es, una ciudadanía social que está todavía por construirse y que debe ser el eje de la legitimidad de los gobiernos democráticos del futuro y el verdadero legado de la Revolución.
Volvamos los ojos a la historia. La dictadura de Porfirio Díaz tenía una explicación de eficacia institucional, una terrible situación que nunca debe repetirse. Al concluir el siglo XIX México se había consolidado como país, pero no como una sociedad justa.  Al iniciar el Siglo XX la elección democrática de los gobernantes y la lucha contra la  terrible y casi inhumana injusticia social eran los dos grandes pendientes de la agenda nacional. Para algunos grupos, como la minoría educada, lo primero era la reforma política. Para otros, la enorme mayoría empobrecida y marginada, lo más urgente era el cambio social.
Esa diferencia en la definición de las prioridades del país (simple reforma democrática vs  profunda reforma social) sería la línea de batalla que dividiría y enfrentaría a los grupos políticos y militares que protagonizaron los hechos que se vivieron entre 1910 y 1920, y que después recibirían el nombre colectivo de Revolución Mexicana.
La primera etapa fue la revolución maderista una revolución política para hacer cumplir la constitución entonces vigente. Si revisamos “La sucesión presidencial en 1910” El Plan de San Luís Potosí, podemos señalar,  que las preocupaciones maderistas eran de carácter político y de la más pura tradición liberal en donde las referencias a temas sociales eran vagas y escasas.
Para Madero la revolución era la única vía que la dictadura dejaba disponible para el triunfo de los ideales de libertad y justicia. Sin embargo, los conceptos de libertad y justicia como los entendía Madero nada tienen que ver con los conceptos como los entendemos hoy en día. Libertad comprendía las libertades cívicas (libertad de prensa, de organización, de reunión, y democrático electoral); y justicia era la aplicación de la ley, en ningún caso como justicia social, disminución de la desigualdad o  redistribución de la riqueza.
Cuando Madero entró triunfante a la Ciudad de México, lo hacía como el líder de una revolución conformada por grupos muy diversos. Estos, en su mayoría, deseaban el cambio social, frente a un líder nacional que prefería iniciar una nueva era democrática.
En noviembre de 1911 Zapata promulgó el Plan de Ayala y se levantó en armas contra Madero. Para Zapata era claro que mientras la mayoría de los mexicanos no tuvieran absolutamente nada, sería imposible mejorar su condición social mediante el simple ejercicio del sufragio.
La agenda democrática sin cambio social había iniciado el proceso revolucionario, sí, pero no fue suficiente para consumarlo o darle forma.
De la misma forma terminamos el siglo XX; tal y como lo empezamos: Favoreciendo el cambio político sobre el cambio social. En julio del 2000, sufragio efectivo no reelección, fue el razonamiento en la mente de la mayoría de los mexicanos. Pero ese razonamiento no implicó por sí mismo una democracia funcional.
Por ello, en el Centenario de la Revolución, en el inicio del Tercer Siglo Mexicano, hacer que la democracia tenga una agenda social operable es, y no tengo dudas, el gran pendiente que enfrentamos como nación.
Analicemos ahora el presente. La democracia que conquistamos con tantos esfuerzos está en espera de un proyecto que le dé valor social. La historia nos exige la construcción de la tercera etapa de la ciudadanía: la ciudadanía social. Una democracia que se agota en principios y celebraciones cívicas, inclusive en los procesos electorales, no es suficiente ni sustantiva en términos sociales.
La democracia no debe sólo producir una competencia política efectiva, debe producir, sobre todo, gobiernos que funcionen e incluyan a la mayoría de los mexicanos.
En las naciones desarrolladas, la moderna política social apareció una vez que éstas habían asegurado dos elementos: Uno, estabilidad soberana y jurídica, y dos un equilibrio democrático. En México, después de 200 años contamos ya con esos dos factores, ahora es el mejor tiempo para pensar en una ciudadanía social para nuestro país.
Y en ese sentido, Chiapas tiene mucho que decir.
Nuestro estado estuvo durante años rezagado, o francamente ausente de procesos políticos nacionales. Pero, sin duda, en la construcción de la ciudadanía social, Chiapas está destinado a ser el nuevo protagonista de la historia de México.
Hoy, en el estado, existe una política social moderna que tiene como meta llevar los beneficios de leyes y democracia a más chiapanecos. Hoy ser chiapaneco entraña la posibilidad de desarrollarse plenamente como ser humano. Hoy, en Chiapas se honra a los mexicanos que dieron la vida en la Revolución pero no con discurso y bronces, sino de una forma más auténtica. Haciendo que la democracia tenga valor social.
En el fondo, como lo queramos ver, como un pendiente de la Revolución de 1910 o bien como un reto para el Tercer Siglo Mexicano,  armonizar en nuestra sociedad  las libertades civiles y políticas con las libertades de la ciudadanía social, son el camino por el que debemos transitar en Chiapas.
Y no hay duda que ya estamos en ese camino.

El gobierno de Juan Sabines está cumpliendo con los mandatos de la Revolución Mexicana porque está construyendo en Chiapas la ciudadanía social. Hoy en Chiapas mueren menos niños, estudian más niñas y  los viejos viven más. En nuestra fracción parlamentaria coincidimos con Magdy Martínez Solimán, representante del Sistema de Naciones Unidas en México: “La de Juan Sabines, es posiblemente  la administración  más sensible y socialmente más avanzada que haya tenido la entidad y el país en las últimas décadas”.
Compañeros Diputados:
Al inicio de cada siglo de nuestra vida independiente una generación de mexicanos se ha planteado renovar al país. Ahora es nuestro turno. Los cambios que los ciudadanos esperan no se agotan con la alternancia política, de hecho inician con ella.
En nuestro Primer Siglo, en 1810, la primera generación de mexicanos tuvo el reto de convertir el Virreinato de la Nueva España en una nación independiente y viable, y lo consiguieron. Al inicio del Segundo Siglo, una nueva generación debió iniciar la lucha por el sufragio efectivo y plantear un nuevo arreglo político para el país, y tuvieron éxito.
Ahora, en el amanecer del Tercer Siglo, es nuestro turno de construir un México democrático que entregue posibilidades de prosperidad a todos sus ciudadanos, que construya una verdadera ciudadanía social. Es tiempo de asumir esa tarea irrenunciable, porque ese será el reto de nuestro tercer siglo como nación independiente.
Muchas Gracias.




domingo, 31 de octubre de 2010

EU: elecciones críticas






(31 octubre 2010).- 


Obama llega debilitado a las elecciones de medio término, pero no sería la primera vez que un Presidente norteamericano pierda la mayoría en la Cámara y el Senado




Por Zoé Robledo.-




"Los políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia y por la misma razón".

Popular calcomanía para coche de venta en temporada electoral.

A la mitad de su primer periodo como presidente de los Estados Unidos de América muchos lo empiezan a considerar un cadáver político. Está a punto de perder la mayoría del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes y se esfuma la posibilidad de su reelección. Mientras tanto, del otro lado del pasillo, el ala más conservadora del Partido Republicano ofrece un "Contrato por América" que propugna la reducción del tamaño e intervención del gobierno y la reducción de impuestos.

Todos lo culpan a él. Él y su obsesión por reformar el sistema de salud. Él y sus ideas de cambio. Él y el protagonismo de su esposa.

Él es... Bill Clinton. Era 1994, y por primera vez en 40 años los demócratas perdieron la mayoría de ambas Cámaras, la de Representantes y el Senado. Al intentar una reforma profunda del sistema de salud, Clinton fracasó estrepitosamente; contagió al Partido Demócrata con el estigma de la derrota; debilitó a sus candidatos y todo se vio reflejado en los resultados electorales: perdió 54 escaños en la Cámara de Representantes. La de 1994 fue su derrota: un masivo y dramático repudio al Presidente y sus políticas. Muchos encuestadores y analistas predecían el fin adelantado de su Presidencia. Y se equivocaron. Dos años después de su abrumadora derrota legislativa, Clinton logró lo que ningún otro Presidente demócrata había alcanzado desde Franklin Delano Roosevelt: reelegirse.

Hoy muchos creen que ese guión se repite. Que en su primera elección intermedia, Barack Obama se dirige irremediablemente hacia un gobierno dividido. Que el Partido Demócrata perderá la mayoría en el Congreso, escaños claves en el Senado y muchas gubernaturas. Que el Tea Party generará un nuevo equilibrio del sistema político estadounidense. Que a la mitad de su primer periodo como presidente de Estados Unidos Obama es un cadáver político. Quizá para entender el significado real de ese proceso hay que desagregar las distintas elecciones y esbozar los posibles resultados. Porque uno es el resultado del 2 de noviembre, que redistribuirá el poder; y otro, muy distinto, el del 3 de noviembre, que podría realinear la política de Estados Unidos.

Cámara de Representantes

La Cámara de Representantes se compone de 435 congresistas, que actualmente están distribuidos en 255 demócratas y 178 republicanos (los dos escaños restantes están vacantes). Una pregunta que ha surgido es si los demócratas perderán esa mayoría. Es difícil pero no improbable. Para que los republicanos ganen la mayoría de la Cámara de Representantes deben mantener todos sus escaños y conquistar, por lo menos, otros 42. A partir de ese número de escaños que cambien su filiación partidista, el control de la Cámara de Representantes pasará a manos de los republicanos. Según la página web independiente RealClearPolitics, cuyo agregado de encuestas se ha convertido en un referente incluso para otros medios, los demócratas tienen seguros 179 escaños, los republicanos 223, por lo que la definición está en las 33 elecciones más reñidas donde se reportan empates técnicos. Para el analista del New York Times, Nate Silver, en su blog FiveThirtyEight, los republicanos tienen 75 por ciento de posibilidades de lograr la mayoría.

La historia reafirma esta opinión. Desde el mandato de Abraham Lincoln, es casi una regla que el partido del Presidente pierda escaños en la Cámara baja en elecciones legislativas intermedias. Las grandes excepciones son tres: Roosevelt en 1934; Clinton en 1998 y la elección intermedia en el primer periodo de George W. Bush en el año 2002.

Algunas veces perder asientos significa también la pérdida de la mayoría; en otras sólo un reacomodo parcial. Pero, a pesar de que transferir 42 escaños de un partido a otro parece una meta inalcanzable, ocurre con más frecuencia de lo que se cree. Desde 1910 son 12 los presidentes que han perdido un número mayor a 42 escaños en una elección intermedia: Desde William Howard Taft, cuyos aliados republicanos perdieron 57 asientos en la elección de 1910; pasando por los 72 que perdió Roosevelt en 1938 luego de la recesión de 1937; los 48 congresistas demócratas que perdió Lyndon B. Johnson en plena guerra de Vietnam (1966) y los 48 republicanos que le costó a Nixon el escándalo Watergate en 1974.

Esos reacomodos son rutinarios en la política estadounidense. Lo que preocupa, más que la redistribución es el realineamiento. Y es que los republicanos podrían estar ganando escaños demócratas, pero perdiéndolos frente al Tea Party. Según un análisis de cada una de las elecciones de congresistas y senadores, realizado por el New York Times, existen 129 candidatos al Congreso y 9 al Senado que son apoyados de forma significativa por el Tea Party. Y nada asegura que, una vez en funciones, algunos de estos candidatos radicales opten por dar la espalda al partido que los postuló pero al que no le deben la victoria electoral.


Senado

El Senado norteamericano está compuesto por 100 integrantes. Hasta el 19 de enero de este año, los demócratas contaban con lo que se conoce como una "supermayoría", o mayoría absoluta, de 60 escaños, lo que les permitía superar cualquier intento de veto o de imposición de mociones dilatorias por parte de los 40 senadores republicanos en el proceso legislativo. Pero ese anhelado escenario político llegó a su fin en enero y de forma casi profética.

En enero, en Massachusetts, se celebraron elecciones especiales para ocupar un asiento vacante en el Senado: el que ocupó el legendario Ted Kennedy durante casi 47 años de forma ininterrumpida. Los demócratas estaban confiados de conservar esa posición, sobre todo si se considera que ese estado, además de ser la tierra de la familia Kennedy, apoyó abrumadoramente a Obama en 2008 con 61.8 por ciento de la votación. Pero la elección dio un vuelco que pocos esperaban: ganó el candidato republicano, Scott Brown, un político ultraconservador impulsado por el Tea Party, que es recordado por haber posado desnudo en 1982 para la revista Cosmopolitan como el "hombre más sexy de Estados Unidos". En enero, en Massachusetts, los demócratas quedaron vulnerables al bloqueo republicano en el Senado, lo que muchos entendieron como el preludio de las elecciones de noviembre.

Y es cierto, los demócratas podrían perder la mayoría en el Senado (59 escaños contra 41 republicanos), o por lo menos reducirla de forma significativa con derrotas muy emblemáticas. De los 37 escaños del Senado que están en juego en esta elección, 19 pertenecen a los demócratas y 18 a los republicanos. Según RealClearPolitics, los republicanos podrían arrebatar hasta 8 escaños a los demócratas; y entre ésos, los asientos que están en serio peligro son algunos de alta carga simbólica y política: el asiento de Illinois que ocupaba Obama antes de lanzarse a la Presidencia; el asiento de Nevada, ocupado desde 1987 por Harry Reid, el actual líder de la mayoría demócrata en el Senado, que podría perder frente a Sharron Angle, una candidata novata surgida del Tea Party; y el asiento de Indiana, la tierra de Jimmy Carter.

Gubernaturas

En el nivel local las tendencias de este año también se han trasladado pero con efectos distintos. De los 50 estados que componen la Unión Americana, 37 irán a las urnas para votar por gobernador. De esos 37, 19 son estados con gobernadores demócratas y 18 republicanos. Y todo indica que ambos partidos tendrán problemas a la hora de proteger sus territorios, por lo que se esperan cambios que podrían ser tan relevantes para Estados Unidos como la elección legislativa.

De esta forma se podría presentar una reconfiguración del mapa político local en el que 18 estados cambiaran de partido y, se modificara el equilibro en el plano general. Actualmente los demócratas tienen 26 estados frente a 24 de los republicanos. Según algunos pronósticos, el Partido Demócrata podría conseguir hasta seis gubernaturas que actualmente tiene el Partido Republicano: California, Connecticut, Hawái, Minnesota, Rhode Island y Vermont. Mientras que, en el sentido inverso, el Partido Republicano podría arrebatarle al Partido Demócrata hasta 12 gobiernos estatales: Illinois, Iowa, Kansas, Maine, Michigan, Nuevo México, Ohio, Oklahoma, Pennsylvania, Tennessee, Wisconsin y Wyoming. De esta forma, si el resto de los estados se mantiene como estaban, los demócratas gobernarían un total de 20 estados, frente a 30 de los republicanos.

Eso es en el mapa general. Pero poniendo la mira en algunas de estas elecciones, no cabe duda que hay tres frentes que han acaparado muchas miradas. Según la revista The Economist, si la cantidad de dinero que se gasta en una campaña puede considerarse una medida de la significancia de esa contienda, entonces las tres más importantes de estas elecciones intermedias son para gobernador: California, Florida y Texas. Según el National Institute on Money in State Politics, que monitorea las contribuciones en las elecciones locales, estas tres elecciones tendrán un gasto de 813 millones de dólares.

Todo indica que en Florida y Texas los republicanos conservarán las gubernaturas. Pero en California puede haber sorpresas. Llega a su fin la saga del Governator, Arnold Schwarzenegger, que resultó menos radical de lo que muchos imaginaban e, incluso, podría prepararse para entregar el gobierno a un demócrata. Decir esto en la tierra de Richard Nixon y Ronald Reagan es decir mucho. Pero además la contienda californiana tiene un elemento muy interesante: el fortalecimiento de la tendencia de los candidatos no políticos. Es el caso de Meg Whitman, antigua presidenta del Consejo de Administración de eBay, la exitosa empresa de subastas por internet. Según la revista Forbes, Whitman es la cuarta mujer más adinerada de California con una fortuna de mil 300 millones de dólares. Su decisión de financiar sus aspiraciones políticas con dinero de su propio bolsillo ya la hizo pasar a la historia: con un aproximado de 140 millones de dólares, es la persona que más dinero ha gastado autofinanciando su campaña. La expectativa a futuro tiene que ver con las potencialidades de su perfil -mujer y exitosa en los negocios-; si gana, empezará a sonar como posible candidata republicana a la Presidencia.



Elección crítica

Es muy probable que la elección del 2 de noviembre reconfigure el mapa político de Estados Unidos; pero en el amanecer del día 3 de noviembre podría traer consigo una nueva lógica en la competencia electoral, un realineamiento político. No sólo se trata de mayorías legislativas, repartición de escaños y distribución de territorios entre dos partidos políticos; podríamos estar ante punto de quiebre.

¿Qué significa ese término? Según la ciencia política, una elección crítica supone un proceso de realineamiento electoral que transforma la lógica de competencia. En su artículo de 1955, A Theory of Critical Elections, el politólogo norteamericano V.O. Key señala que en Estados Unidos tanto los resultados electorales como los partidos y el diseño de políticas públicas tienden a cambiar de forma dramática. Expone que este fenómeno sucede cuando en unas elecciones se produce una súbita alteración del clivaje preexistente, es decir, cuando el principio fundamental alrededor del cual se estructura, o se divide, el campo político se modifica. Así ocurrió en 1860, 1896; la última elección crítica ocurrió en 1932; año en que fue electo por primera vez Franklin Delano Roosevelt y que significó también la pérdida de 101 escaños en la Cámara de Representantes para el Partido Republicano.

Una elección es crítica cuando reúne seis elementos que la teoría atribuye al proceso de realineamiento electoral: la existencia de una gran participación electoral, la aparición de conflictos en la nominación de candidatos dentro de alguno de los grandes partidos, la irrupción de "terceros partidos" en la arena electoral, la aparición de nuevos temas de conflicto (issues o clivajes), una fuerte polarización ideológica y, finalmente, cambios sustanciales en las propuestas de políticas públicas.

Lo anterior abre más dudas que respuestas. ¿Podríamos clasificar la de 2010 como una elección crítica? ¿Qué ocurriría si los candidatos republicanos apoyados por el Tea Party deciden escindirse de ese partido una vez que lleguen al Congreso? ¿Será la derrota demócrata una crisis de representación política o una crisis de comunicación de sus resultados?

Quizá estamos frente a un proceso político todavía más profundo: el fin de la democracia como fin. Y es que lo que está en juego es la reconfiguración de la conciencia democrática del electorado estadounidense. Se trata de un punto de quiebre en el que la democracia deja de ser un fin en la persecución de los ideales de libertad, igualdad y pluralidad y se convierte en un medio práctico para dar respuesta a necesidades y problemas individuales. Ése es el verdadero riesgo de esta elección: que la democracia estadounidense abandone sus valores primordiales y asuma compromisos de eficacia que son ajenos a su naturaleza. Si es así, en esta elección Estados Unidos podría estar en el umbral del final de un ciclo histórico que los obligará a desplegar uno de sus inventos mejor concebidos: renovarse o morir.












El autor es politólogo y analista político. Twitter: twitter.com/zoerobledo.