Septiembre en Chiapas

Septiembre en Chiapas

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Esta noche manifestamos nuestra postura como Grupo Parlamentario frente al intento de reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública, nosotros estamos en favor de la transformación siempre que involucre los mínimos controles democráticos para su ejercicio. Estamos comprometidos en serio con las y los chiapanecos y con todo México

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Tuvimos el honor de encabezar la ceremonia de coronación del a Reina  del Ejido de Guadalupe Victoria

Fueron muchas, diversas y muy productivas las actividades de este fin de semana...
Inauguramos el Instituto de Formación Empresarial (INFORCE)  en el en el municipio de Comitán de Domínguez, Chiapas

En el Municipio de Villaflores, nos reunimos con autoridades ejidatarias  para escuchar sus inquietudes y necesidades; asimismo, festejamos el 78 aniversario de la fundación del ejido.







miércoles, 14 de noviembre de 2012

El día de hoy se entregó la máxima presea post mortem del Senado de la Repúblia, la Medalla Belisario Domínguez, al destacado pensador, erudito y humanista, el maestro Ernesto de la Peña Muñoz, me congratula que el legado del senador chiapaneco permanezca y se reproduzca a través del reconocimiento de un mexicano tan destacado como el maestro de la Peña.

martes, 6 de noviembre de 2012

La noche de hoy tuvimos un productivo y fraterno encuentro de sur a sur entre senadores mexicanos y el camarada, amigo y político chileno progresista Marco Enríquez Ominami



Mensaje del Senador Zoé Robledo con motivo del otorgamiento de la Medalla Belisario Domínguez
Con el permiso de la presidencia
Ciudadanas y ciudadanos senadores de la república
Expreso en primer término un reconocimiento a todos los mexicanos que  fueron propuestos y propuestas para recibir esta presea
También se agradece la participación de quienes, desde distintos puntos de nuestra geografía, hicieron sugerencias documentadas, objetivas y con un profundo sentido de lo que es servir a la nación.
¡Qué bueno que en México hay muchos mexicanos que merecen el reconocimiento nacional!
¡Qué bueno que no nos faltan candidatos!
¡Qué bueno que en el Senado nuestra dificultad sea para elegir entre los muchos que tienen merecimientos para este homenaje republicano
En este año, el consenso  fue a favor de Don Ernesto de la Peña Muñoz. Una personalidad digna de nuestro gran país y un hombre que confirmó la existencia de una amplia reserva intelectual, ética y creativa.
 Don Ernesto vivió la cultura y vivió en la cultura. Tuvo el privilegio, él así lo decía,  de nacer en una biblioteca y de abrevar en los libros los momentos plásticos de la sabiduría humana.
El doctor  de la Peña forma parte de la verdadera aristocracia nacional: la aristocracia del talento, que es la única realmente válida. 
Su conocimiento tutelar de los grandes textos de la humanidad,  fue obtenida, en la mayor parte de las veces, con la lectura en el idioma respectivo.  Don Ernesto hablaba sánscrito casi con la misma facilidad que su lengua castellana.     
Cuando traduce los evangelios del griego nos abre una ventana no solamente para explorar las posibilidades del más allá, sino para conocer a nuestro hermano el hombre tal como es.
Su conocimiento de Cervantes, para citar un ejemplo, era profundo y, por eso mismo, sencillo y agradable.  Su texto referente a Don Quijote de la Mancha es un referente para quienes conocen al caballero andante de manera plena y para quienes se inician en la gran locura cervantina.
Don Ernesto de la Peña nos enseña el valor del Quijote, como un libro hecho con libertad para la libertad. Para el doctor de la Peña, este libro es el inicio de la novela moderna, porque es el  primer paso en la literatura libre y profunda.
En Cervantes, para de la Peña, la locura es un espacio en donde puede anidar la belleza y la imaginación.   En la longitud de la locura literaria, se refugian las sabidurías disparatadas pero siempre humanas.
El maestro de la Peña convirtió la torre de marfil en la cima de la pirámide para contemplar desde ahí a los hombres y diseminar  saberes.
Su lenguaje tenía la sencillez que la sabiduría reclama en todo momento y en todas partes.
Don Alfonso Reyes,  solía decir que lo que no se puede explicar con manzanas no está claro.   Hablar claramente es pensar con claridad y transmitir las ideas con sencillez es una virtud que solo florece en los hombres realmente sabios.
Por eso,  reconocemos al gran divulgador de la cultura que fue don Ernesto de la Peña.    
Don Belisario Domínguez, hace ya un siglo, allá en Comitán, recetaba medicinas para aliviar las dolencias humanas. Sin embargo, también entretenía a sus pacientes con pláticas sobre las maravillas que todos tenemos en el cuerpo. Los invitaba a conocerse para cuidarse y a cuidarse para ser mejores.  Les hablaba de la música y se lamentaba por no tener habilidades musicales para hacer más amenas las conversaciones. Era un médico humanista.
Don Ernesto de la Peña, por su parte, hablaba de la otra parte de los humanos. Su trabajo fue siempre una invitación a conocer el alma de las mujeres y los hombres. El alma que, como dijera Octavio Paz, es el pensamiento y el sentimiento de los vivos.  Don Ernesto nos hizo siempre un llamado a conocernos con el instrumental de la sabiduría de nuestros semejantes.
Los premios que recibió fueron muchos. Tuvo siempre el respeto y el aprecio de los intelectuales en varios puntos del planeta.    
En ese orden, la medalla “Dr. Belisario Domínguez Palencia” está bien otorgada a don Ernesto de la Peña.    
  Está bien otorgada, porque él fue un hombre de valores y de conocimientos altos, amplios y profundos. 
Don Ernesto ya no está con nosotros, pero su recuerdo  y sus saberes permanecen.   Han sido transmitidos en tiempo oportuno y en la forma adecuada.
Enhorabuena por el país y por el Senado de la República.
Enhorabuena para los mexicanos que aprecian el gran valor del conocimiento, la universalidad y el humanismo  para encontrar coincidencias y convertir la pluralidad en una fuerza enriquecedora, la fuerza  de las respuestas.
Es Cuanto senador presidente