Honorable Asamblea
Distinguidos invitados, familiares y amigos del Dr. Enoch Cancino Casahonda.
Amigos miembros de la comunidad literaria.
Señoras y señores:
Para el Honorable Congreso del Estado Chiapas resulta altamente satisfactorio celebrar esta sesión solemne, y con ella proseguir con la tarea de reconocer a quienes han contribuido de manera destacada a la construcción de un mejor Chiapas, a quienes han hecho trascender el nombre de nuestra entidad, por sus contribuciones desde distintos planos del quehacer humano, en la vida pública del estado y la nación.
Inscribir en el muro de honor de este recinto legislativo el nombre de mujeres y hombres ilustres que forman parte de nuestra historia contemporánea, es hacer un merecido homenaje a su vida, a su obra y a su ejemplo, y un llamado colectivo a mantener permanentemente en nuestra memoria su legado.
Para quienes conformamos la LXIV legislatura del estado, es un deber y al mismo tiempo un privilegio, hacer, a nombre del pueblo de Chiapas, un reconocimiento perdurable a quienes han hecho de esta noble tierra un mejor lugar para todos nosotros y para las generaciones venideras.
Hoy, nos convoca un hombre que es sinónimo de amor por Chiapas, de palabra sencilla y de sentimiento hondo, de verso lúcido y de poesía esencial y sorprendente: Enoch Cancino Casahonda, nuestro entrañable Noquis.
El Honorable Congreso del Estado, por acuerdo de sus integrantes, reconoce la trascendencia de la labor humana, política y literaria, del Dr. Cancino Casahonda y rinde un justo homenaje a quien, en palabras de Oscar Wong, fue un “poeta profundo, capaz de enaltecer y rescatar las fibras más últimas del alma humana debido a la desnuda intemperancia de su verso”.
Registrar el nombre de Enoch Cancino en estos muros, es una invitación permanente para acercarnos a su vida, a su ejemplo, a su glorioso tiempo, pero sobre todo a su palabra y una forma de hacer recíproco el sentimiento de un pueblo hacia el hombre que inscribió a Chiapas en el cosmos.
Decían algunos extraños, hace ya muchas décadas, con ánimo de poco elogio, que lo único que abundaba en Chiapas eran los poetas. Casi cualquier chiapaneco – añadían- hace versos para todas las ocasiones. Qué bueno que así sea: en Chiapas hay poetas y hay, lo que no es frecuente en otras latitudes, una poesía mayor. Una poesía que se pasea por la mente de los chiapanecos con palabras sencillas y esencias encantadoras.
En Don Noquis Cancino su poesía se corresponde con la aristocracia literaria de la sencillez: es una suma de palabras entendibles que conducen al universo selecto de lo profundo.
Enoch, nuestro Noquis, es el poeta del pueblo en un pueblo de poetas y es un honor para el Congreso del Estado que su nombre y su recuerdo permanezcan para siempre en estos muros.
Muchas gracias.
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