Para hacer más eficiente y ágil, el trabajo
legislativo se distribuye en comisiones, esto es válido tanto en la Cámara de
Senadores, la de Diputados y en los Congresos Estatales de cada entidad
federativa, incluida la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. El objetivo
principal, en la mayoría de los casos es organizar las tareas legislativas y
dictaminar cada comisión en los temas de su competencia, realizando un trabajo
especializado. Digo en su mayoría porque existen comisiones legislativas cuya
naturaleza es distinta, ya sea de vinculación, de estudio o de promoción de un
tema o un territorio específico. Baste recordar la Comisión de Concordia y
Pacificación, bicameral por cierto.
En el caso del Senado de la República las
Comisiones Especiales no tienen atribución de dictaminación y en el caso de las
Comisiones Ordinarias, hay una que tiene características particulares, cuya
naturaleza la hace un tanto cuanto distinta al resto. Esta es la Comisión de
Biblioteca y Asuntos Editoriales (CBAE) que tengo el honor de presidir.
Esta Comisión ordinaria, además de la
elaboración de dictámenes, informes, opiniones o resoluciones de los asuntos
que se le turnan, tiene como tarea fundamental impulsar la publicación de
material bibliográfico en materia legislativa y parlamentaria, así como de
aquellos temas de interés general pero además, nos hemos propuesto desde el
inicio de esta legislatura, ir más a fondo en el tema de los libros y tocar el fondo
de este asunto, involucrándonos también en el fomento a la lectura.
Las actividades realizadas por la Comisión de
Biblioteca y Asuntos Editoriales a lo largo del último año legislativo
requieren de análisis en términos cuantitativos pero también cualitativos. Sus
resultados en ambos planos están a la vista:
El año pasado, como paso inicial de esta
estrategia, me permití presentar una propuesta para modificación de los
objetivos de la CBAE, para convertirla en Comisión de Bibliotecas, Editorial y
Fomento a la Lectura, argumentando para ello que es necesario transformar la
manera en que, como país y como sociedad nos vinculamos a los libros, y
haciendo del fomento a la lectura el objetivo central de esta comisión.
Algunas semanas después presenté una propuesta
de modificación a la Ley General para el libro y la lectura a fin de:
Establecer en la ley la definición integral,
amplia y contemporánea de los conceptos Fomento a la Lectura y Leer, además de
señalar los términos Libro Electrónico, entendido como aquel que se descarga y
se lee en cualquier dispositivo y el Libro Virtual, entendido como cualquier
material bibliográfico consultado en línea y vinculado a bases electrónicas
remotas.
Garantizar que en cada municipio o delegación
del país exista al menos una biblioteca o centro de fomento a la lectura dotado
de materiales suficientes en todas sus modalidades y con personal profesional
capacitado en materia no necesariamente de libros pero sí de fomento a la
lectura.
Y por último generar un reordenamiento de los
conceptos, revalorizando la importancia del fomento a la lectura-hábito en
todas sus modalidades, como ejercicio que redunda en un mayor consumo de libros
entre los mexicanos.
Adicionalmente, como lo comenté en una
columna anterior, la CBAE publicó una decena de materiales que a continuación
enlisto:
En coedición con la editorial Miguel Ángel
Porrúa, se publicó el libro de don Ignacio López Rayón, titulado Elementos de
la Constitución, que es uno de los primeros referentes en la historia constitucional
de nuestro país. Se considera un libro fundacional para la evolución de la
Carta Magna Mexicana.
Con Editorial Taurus publicamos una edición
facsimilar de enorme importancia, la primera edición en español, traducida
directamente de uno de los primeros ejemplares originales que se encuentra en
el Museo Nacional de Florencia, misma que viene acompañada por ensayos
introductorios de la autoría del Senador Raúl Cervantes, Presidente de la Mesa
Directiva de la Cámara de Senadores, del Dr. Jorge Islas, académico de la
Facultad de Derecho de la UNAM y, así como de los doctores Maurizio Viroli,
académico italiano, especialista en la biografía del canciller florentino y
autor del exitoso libro “La sonrisa de Maquiavelo”, además del Doctor Giovanni
Sartori, uno de los teóricos de la ciencia política más importantes del Siglo
XX.
En coedición con la Universidad Autónoma de
Chiapas y el CONECULTA Chiapas se publicó la Biografía del Dr. Belisario
Domínguez, de don Ángel María Corzo, un
texto decisivo para conocer la historia del prócer chiapaneco, ya que el
maestro Corzo tuvo contacto con algunos testigos directos de la vida del Doctor
Domínguez.
Otras coediciones fueron con el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la Introducción al derecho parlamentario
estatal, de Efrén Chávez Hernández. Actus, sertas, census. Datos para la
plateación estratégica, de varios autores, bajo la coordinación de Luis E.
Woldenberg Karakovsky, un material elaborado en coordinación con NODO.
Investigaciones Estratégicas. Se hizo la
edición de Desarrollo regional. Dunas costeras y humedales, coordinado por
Francisco Alcocer y Marta Moctezuma, de la organización ambientalista “Los
Cabos Coastkeeper, A.C.”.
De la misma manera, se publicó el libro de
Julián Hernández Abacuc, cuyo título es El Senado de la República y la
desaparición de poderes en el régimen de Lázaro Cárdenas, en coedición con
Plaza y Valdes; este texto inédito es el resultado de una investigación a fondo
sobre un tema que no ha sido examinado en el escenario académico o político.
Ética para servidores públicos, de Oscar Diego Bautista. El desplazamiento
interno forzado en México, de Oscar Torres, en coedición con CIESAS, El Colegio
de Sonora y CONAPRED.
Derecho parlamentario orgánico, de Ángel
Eraña, en coedición con Editorial Porrúa. Memoria del Seminario del
Bicentenario de la Constitución de Cádiz, de José María Serna y Daniel Barceló
y en coedición con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Esta es tan solo una parte de la tarea
realizada. Los únicos dictámenes pendientes en la CBAE son justamente las
propuestas que he realizado y que señalé líneas arriba. Sin embargo al solo
contar actualmente con dos integrantes la comisión, me parece impropio
dictaminar mis propias iniciativas sin el concurso de por lo menos dos o más
senadores adicionales que pertenezcan a ésta.
Por fortuna la transparencia se está
ampliando en nuestras instituciones públicas, incluido el Senado de la
República, por lo que los reportes, actividades e informes de las distintas
comisiones legislativas son públicos para quien quiera consultarlos y contar
con información de primera mano.
* El autor es Senador por Chiapas y Presidente
de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales.
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