En Chiapas existen valores humanos que
hasta hoy son —casi— desconocidos para propios y extraños. En este caso, se trata de Ángel Pola Moreno,
que nació el 19 de enero de 1861 en Chiapa de Corzo. En 1983 llegó, sombreado por su propia
pobreza, a las puertas del periódico El
Socialista de la ciudad de México, que por entonces dirigía el agresivo
luchador Juan de Mata Rivera.
Ángel Pola fue uno de los precursores del
pensamiento socialista en México, tradujo y publicó algunas obras como El socialismo contemporáneo de Emile de
Laveleye, que es un resumen del pensamiento socialista hasta 1880. La traducción del libro de Laveleye tenía el
propósito, según el propio Pola, de dar a conocer a la clase trabajadora
mexicana, el sujeto de la historia según Marx y Engels, las verdaderas esencias
del socialismo; pero de una manera sencilla y clara. Para Pola, antes de
referirse al marxismo los trabajadores mexicanos deberían abrevar en las ideas
de Saint-Simon, Forier y Owen, dado que el pensamiento de los utopistas abría
los mejores caminos para entender las complicadas propuestas de C. Marx y F.
Engels.
Luis Cabrera, uno de los mexicanos más
cercanos, como teórico y como crítico, a la Revolución Mexicana, afirmó que
Ángel Pola Moreno fue uno de los precursores del periodismo moderno en nuestro
país y de la difusión de los temas sociales, que antes eran desfigurados por
las necesidades de la política. Pola hace
consideraciones importantes sobre la realidad en la que vivían muchos mexicanos
bajo la dictadura del general Porfirio Díaz, pero remite la explicación de estas
condiciones—indignas en muchos sentidos— a la existencia de un esquema de
producción que se basa en la explotación de unos seres humanos por otros: el
capitalismo. Los mexicanos pobres no lo son por motivos de voluntad, sino
porque así funciona y se reproduce el capital. Por primera vez, se afirma que
no es un asunto de buenos y malos, sino de protagonistas de una estructura
social determinada. No son los pecados o las virtudes, sino la historia.
En
el plano social —frecuentemente relacionado con la política y, más que todo,
con la explotación en sus diferentes variantes— Pola se refirió, por ejemplo, a los secuestros de niños de los pueblos
pobres para ser vendidos en Yucatán a los miembros de la “casta divina” en
formación. Seguramente, los reportajes del chiapaneco fueron una fuente de
documentación básica para el libro México
bárbaro de John Kenneth Turner.
Por supuesto, Ángel Pola se refirió a
Chiapas. Como chiapaneco con los pies en la tierra refirió las modalidades
ominosas de la explotación de los indios en el estado. Como hombre de su
tiempo, indica que los problemas de los pueblos indios nacen de los despojos de
sus suelos por parte de los terratenientes.
Este robo los deja en la miseria y los obliga a trabajar como baldíos, lo que implica una recreación ,
ya en los inicios del siglo XX, de los siervos de la gleba cuyos tiempos en Europa
fueron del siglo IX al XV en su mayor parte. El autor pretende llamar la
atención y despertar una conciencia crítica hacia los acontecimientos de su
entidad natal.
Ahora bien, Pola considera que el baldiaje en Chiapas está ligado al modo
de producción capitalista y es una forma de acumulación originaria del capital,
tal como lo denominaban Marx y Engels.
Es una enajenación de tierras, pero también de hombres y mujeres,
sometidos al servilismo medieval, pero con finalidades capitalistas. Los
campesinos pobres de Chiapas, pasan por un proceso parecido al de los
campesinos rusos de un siglo anterior.
Para Pola Moreno, la esclavitud solamente tiene variantes, porque sus
esencias son las mismas.
Al contrario de la esclavitud, hay un
pensamiento liberador, el del socialismo, que tiene sus orígenes en varios
principios religiosos, a pesar de que algunas corrientes conservadoras lo
nieguen. El socialismo no es ajeno a
Buda ni a Jesucristo. En el caso del
cristianismo, el evangelio es muy claro cuando nos dice:
La buena nueva está anunciada a los pobres;
los primeros serán los últimos, felices los pacíficos porque ellos poseerán la
tierra; desgraciados los ricos, porque el cielo no será para ellos; el reino de
Dios está próximo.
Pola cita otro argumento a favor del
cristianismo como origen del socialismo.
Esta vez se trata de San Basilio, que afirmó la naturaleza delictuosa de
las riquezas acumuladas. También hace alusión a San Clemente, San Gerónimo y
San Juan Crisóstomo. Unos y otros fueron cristianos que, directamente o no,
propagaron la idea de que los seres humanos no están condenados a la ecuación
domiado-dominador. Estas expresiones van a ser la base de lo que hoy conocemos
como Teología de la Liberación.
Ángel Pola fue un conocedor de las ideas progresistas
y uno de los primeros en divulgarlas en nuestro país. Es pertinente ahondar en
su pensamiento. Lo haré en colaboraciones venideras. Es necesario conocer la
obra de este chiapaneco casi desconocido en nuestra
entidad. Se puede cuestionar su pensamiento, pero no el mérito de haber sido
pionero y de llevar su teoría al plano regional. Su aportación es una lectura de Chiapas a
partir de las teorías sociales que sacudieron al mundo en los finales del siglo
XIX y principios del XX.
BIBLIOGRAFÍA
García Cantú, Gastón, El
socialismo en México en el siglo XIX, México, Editorial ERA,1969.
Robledo Santiago, Edgar, Valores humanos de Chiapas, Impresos
Naucalpan, 2000.
* El autor es
Senador por Chiapas por el PRD y Presidente de la Comisión de Biblioteca y
Asuntos Editoriales.
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