Septiembre en Chiapas

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viernes, 15 de agosto de 2014

LA CONVIDADA DE AGOSTO. ROSARIO…LÁMPARA ERES TÚ.




Zoé Robledo*
 6 de junio de 2014

Hace 40 años, un 7 de agosto, ya terminada la fiesta de Santo Domingo en Comitán, falleció en Tel Aviv, a consecuencia de un accidente que, como casi todos, no era inevitable, la escritora chiapaneca –nacida por mero accidente en el Distrito Federal-.

A inicios de este siglo, otro chiapaneco destacado, Don Oscar Bonifaz, escribió una obra original y muy seria sobre Rosario Castellanos. Este chiapaneco de Comitán, que fuera realmente amigo de la escritora relata pasajes con aportaciones muy valiosas sobre las circunstancias de la escritora.

El libro se titula Una lámpara llamada Rosario y fue publicado por CONECULTA Chiapas. Es una obrapensada y escrita sin ditiritambos. La edición es modesta, pero el contenido es de excelencia. Su estilo es claro, como debe ser, y tiene la virtud de atraer al lector y, una vez cercano, lo atrapa en su sencillez y en su contenido novedoso.

Bonifaz comienza con una cita a Jaime Sabines, que es un reclamo a la poetisa difunta por haberse muerto:
                            ¡Cómo te quiero, Chayo, cómo duele
                            Pensar que traen tu cuerpo! —así se dice—
                            (¿Dónde dejaron tu alma? ¿No es posible
                            rasparla de la lámpara?),

El autor en cuestión —O. Bonifaz—nos aporta algunos apuntes biográficos. Ella era hija de César Castellanos y de Adriana Figueroa. Era un matrimonio del Comitán de otros tiempos, en donde los apellidos pesaban tanto como las fortunas hechas de distintas maneras. Rosario era la hija no consentida de la familia, porque el preferido era Benjamín, el niño que reencarna en Balun–Canán como Mario Argüello. Benjamín Muere —como Mario— y Rosario se siente, en su interior, como la culpable por no haber ocupado el lugar postrero de Benjamín.

La muerte de Benjamín es para Rosario un referente atávico. Cada semana los Castellanos visitan la pequeña tumba y Rosario se hace invisible entre las lágrimas paternas y maternas. Don César le cuenta largas historias al niño difunto y le deja moneditas para su gasto del domingo. En su cumpleaños y en navidad la tumba se cubre con juguetes y con uncaballito de cartón con crines de ixtle.

Rosario vive el silencio y comienza a sentir la soledad que va a ser su principal acompañante a lo largo de su vida. Bonifaz nos brinda más elementos para reflexionar: de su madre heredó la pequeña estatura, pero no las habilidades para el trabajo doméstico, como ella misma lo confiesa en Mujer que sabe latín. De su padre, el color blanco de su piel y, sobre todo, un apellido de prosapia chiapaneca. De las indias traídas de sus fincas ha aprendido los secretos de  la sumisión y la costumbre de inclinar reverentemente la cabeza cuando hablan los mayores en todos los sentidos. Don César era un hombre ilustrado, con estudios de ingeniería y propietario de dos fincas: El Rosario y Chapatengo. Algunos sabios extranjeros, que por cierto son muy respetados por algunos chiapanecos, se dice que la finca se llamaba Chactajal o Bajucú (seguramente lo leyeron en Balun-Canán y nos lo venden como ingrediente biográfico).

Oscar Bonifaz nos hace un breve recuento de la obra de Castellanos y nos comparte su correspondencia con la escritora. Es un trabajo muy ordenado y escrito con un lenguaje sencillo, con una muy clara influencia de los modos literarios de su amiga. En varios espacios del ensayo, nos recrea los dos paradigmas de doña Rosario: la soledad y las lámparas. La lámpara ocupó un lugar importante en su poesía, de su visión de la vida, y fue paradójicamente una de las  causa de su muerte. La otra fue la soledad que Rosario consiguió versificar con brillantez.

El libro del maestro Oscar Bonifaz es una excelente invitación para leer a Rosario Castellanos. A la escritora que no hizo narrativas panfletarias, sino que documentó la imaginación con su gran inteligencia. Rosario, como todas las mujeres que saben latín, terminó sin marido y sin buen fin. Oscar Bonifaz nos llama a leer para que la obra de la poetisa permanezca. Casi casi, nos invita a Comitán a recordar a Rosario. A celebrar a Rosario Castellanos, en este agosto, como en Los convidados...

BIBLIOGRAFÍA
Bonifaz, Oscar. Una lámpara llamada Rosario. Tuxtla Gutiérrez, CONECULTA, 2000.


* El autor es Senador por Chiapas por el PRD y Presidente de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales.

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