El 5 de mayo de 1989, hace 25 años, se fundó el
Partido de la Revolución Democrática. Históricamente, fue el resultado de una
alianza de organizaciones políticas bajo el estímulo de las elecciones
federales de 1988. En aquel evento
político, las fuerzas de izquierda —agrupadas en el Frente Democrático
Nacional— tuvieron una votación sin precedentes y los resultados finales
todavía son objeto de dudas. Los fundadores del PRD pertenecían a diferentes
grupos de mexicanos progresistas, incluidos destacados priístas que pasaron a
formar parte de la dirección partidista, entre ellos el Ing. Cuauhtémoc
Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio
Muñoz Ledo.
La fundación del Partido de la Revolución
Democrática constituye un referente en la vida política de los mexicanos y, de
manera particular, en las evoluciones de la oposición desde la izquierda. Es un
acontecimiento trascendente, porque logra unificar a grupos que mantenían serias
discrepancias entre sí. Lo importante de
la nueva organización política fue el predominio de los principios que, por
primera vez en mucho tiempo, pasaron a ser el elemento aglutinador para los
mexicanos progresistas.
Este encuentro orgánico de fuerzas, se dio en el
escenario de nuevos tiempos para el país.
Es decir, en los años en que hubo una apertura liberadora y se iniciaba
una reforma electoral bajo el signo de los grandes movimientos sociales de dos
décadas anteriores. El régimen mexicano
se vio orillado, de grado o por la fuerza política, a hacer algunas concesiones
en el plano de la democracia. Ya fuera para legitimarse o para prevenir
circunstancias inmanejables, el sistema político mexicano permitió el
agrupamiento de fuerzas políticas disidentes.
¿Por qué es importante el PRD en la actualidad?
La izquierda mexicana, en sus diversas expresiones
debe tener uno o varios protagonistas con capacidad para aglutinar a quienes
comparten el pensamiento progresista. La ideología del PRD es de izquierda, con
la propuesta de un socialismo democrático y moderno. Esta expresión política es necesaria en los
momentos en que la economía de mercado nos muestra todas sus limitaciones y las
contradicciones que parecían haberse superado en las décadas más recientes.
Y es que la riqueza se ha concentrado en tanto que
la pobreza se extiende. Los grandes empresarios de hoy poseen fortunas que
nunca imaginaron los iconos del capitalismo mundial de principios del siglo
XX. La fortuna de Gates y de algunos
millonarios de los Emiratos Árabes dejan
muy atrás a las soñadas por los Morgan, los Vandervilt, los Rockefeller y demás
protagonistas del monopolio y la especulación a nivel mundial. Ninguno de los
potentados que menciono aquí llegaría muy alto en la revista Forbes o en
Fortune.
Hace falta el pensamiento y, lo que es más
importante, la acción de la izquierda para frenar las iniquidades de un
capitalismo depredador. Miles de millones de seres humanos padecen hambre y el
medio ambiente en el planeta se encuentra amenazado por la codicia de los
grandes corporativos mundiales. Hace
falta el pensamiento de izquierda para poner freno a las ambiciones emergentes
en diversos puntos del planeta tierra.
En el caso de México, se requiere de un partido de
izquierda, que sea moderno en su funcionalidad política y no moderno en el
sentido de la moda. Se requiere de una izquierda incluyente y propositiva. Una
izquierda que se oponga y, al mismo tiempo, que proponga. Que sea radical en
sus principios y prudente a la hora de la política.
La sabiduría política hoy requiere de conjugar el
radicalismo de los principios con el ejercicio político. Se requiere conjugar
una serie de talentos, porque los retos son intensos y extensos. La defensa de
la soberanía nacional y de una vida más digna para los grandes grupos sociales
deben ser los ejes de la actividad perredista.
Estos dos ejes requieren de la unidad y la unidad,
en circunstancias como las actuales, solamente se puede consolidar si se ponen
los principios en el centro de la actividad política. Los principios
progresistas, —de libertad, democracia y vida digna para cada vez más
mexicanos— aglutinaron en un tiempo, hace 25 años, a los mexicanos más
patriotas y honestos: hoy pueden volver
a construir una comunión de mexicanos que quieren a su país.
Hay de todo en el PRD —de lo bueno y de lo malo—,
pero los principios pueden relanzar la unidad y el compromiso. Los principios
de justicia, en todos los sentidos, pueden ser el elemento aglutinador de una
pluralidad que es el principio esencial para los seres humanos libres.
* El autor es Senador de Chiapas por el PRD.
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