Septiembre en Chiapas

Septiembre en Chiapas

jueves, 26 de septiembre de 2013

La nación toma la palabra






Cuando se escucha a los ciudadanos se toman buenas decisiones. En Chiapas lo sabemos bien. El 14 de septiembre de 1824 los chiapanecos de entonces hicieron valer su voluntad mayoritaria y, a través de un plebiscito, decidieron libremente ser mexicanos. Eran momentos complejos, pero estoy cierto que haber consultado a los ciudadanos fue la mejor forma de tomar una decisión histórica; valorando el sentimiento y la inteligencia colectiva.

La referencia cabe cuando se discuten distintas propuestas de reforma energética. El tema es de trascendencia nacional, pues no solo toca fibras sensibles del nacionalismo para los mexicanos, sino que de ellas depende ampliar las bases para nuestro desarrollo, elementos comunes a los que estaban en juego en Chiapas hace 189 años.

México se encuentra ante diversas propuestas para maximizar los beneficios que obtiene de su industria petrolera. Al reto de decidir sobre las propuestas de transformación se suma hoy un nuevo desafío: con qué método lo vamos a decidir.
           
Elegir el método no debe verse como un desafío técnico sino como un problema democrático y los problemas de la democracia solo se resuelven con más democracia.

La reforma energética encierra muchos aspectos en los que, sin duda, los expertos podrán aportar elementos de detalle, pero la gran decisión es fundamentalmente política, de prospectiva, de futuro, por lo que atañe a todos los mexicanos.

No puede sustituirse la voz y el mandato del pueblo de México por la opinión de media centena de especialistas, por destacados que sean. El petróleo, se nos ha dicho históricamente, es de los mexicanos y por tanto deben ser los mexicanos quienes hablen, a quienes se escuche, quienes se expresen en torno a lo que quieren y esperan de uno de sus principales recursos naturales.

Podrá decirse que el pueblo de México está representado por los diputados y senadores. Es cierto. Pero la misma Constitución, en su artículo 35, ya otorga el derecho a los ciudadanos de participar en las decisiones públicas en los temas de trascendencia nacional. Las consultas ciudadanas son ya parte de nuestros derechos. ¿Qué tema más trascendente hay actualmente en la agenda pública que la reforma energética

La mejor solución para el debate y la polarización que la reforma energética refleja es una consulta ciudadana, por ser una respuesta democrática. Adicionalmente una consulta nos ayudaría a solventar una disyuntiva inocultable. La opinión pública sobre la participación de mayor inversión privada en Pemex va en un sentido: no aceptarla. Así lo demuestra un avasallador número de encuestas durante los últimos diez años. Mientras que las mayorías legislativas que se pueden construir en el Congreso, como la suma del PRI y el PAN, van en sentido opuesto, es decir, abrir a más capital privado nuestra industria petrolera. La opinión pública frente a la representación popular se encuentra dividida.

Esta consulta debe además realizarse a la brevedad, no sólo por ser una práctica democrática, sino también para dar certidumbre a las inversiones que se pretende atraer. Si hoy se hace una reforma y se acuerda realizar una consulta en fecha próxima, digamos en 2015, no habrá una sola empresa que se sienta segura de invertir, ya que las reglas de hoy podrán revertirse mañana.

Quienes descalifican este ejercicio o señalan a los mexicanos como incompetentes para tomar esta decisión, dejan translucir su esencia antidemocrática y su desprecio a los ciudadanos pues, parafraseando a Benjamín Constant, asumen que éstos solo son sabios e infalibles cuando elijen a sus representantes para un momento después caer en la ceguera y la ignorancia.

En estas páginas un legislador ha expresado que al convocar el Poder Legislativo a foros de debate en torno al tema energético, y abiertas las puertas del Senado, "la nación tiene la palabra". Un propósito loable al que por desgracia no se le ha dado contenido.

Si queremos que la nación tenga la palabra habrá que recordar que son las elecciones y las consultas ciudadanas los mecanismos constitucionales con que cuenta el pueblo para transferir sus mandatos. Organizar foros y consultar expertos es una tarea útil, necesaria pero sería un error aceptar ese mecanismo como sinónimo de la voluntad popular.

México ha cambiado a pesar de las resistencias. Hoy están abiertas nuevas puertas a la participación y a la decisión colectiva.

Que nadie tema a la decisión de los mexicanos.

Que la nación tome la palabra. Que se consulte a sus ciudadanos.

El autor es senador del PRD por Chiapas

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